Que un empleado sea productivo en su trabajo es una de las máximas que siempre se busca en las empresas. Y, en ocasiones, tiende a pensarse que quien más tareas se encarga de realizar o quien más campos abarca es mucho más productivo que aquel que sólo se centra en un ámbito.
Sin embargo, diversos estudios están demostrando que aquellos trabajadores que aparentemente se pasan el día muy ocupados, envueltos siempre en una actividad frenética basada en estar permanentemente conectados, responder correos electrónicos o consultar constantemente el Smartphone o la tableta, pueden llegar a ser los más improductivos.
No obstante, investigar este tipo de comportamientos y detectar que realmente no cumplan con su trabajo no siempre es sencillo. Normalmente, responden a patrones de conducta más o menos marcados –aparente estado de estrés permanente, quedarse siempre hasta el final de la jornada e incluso más, etc.- pero realmente realizan tareas sencillas y mecánicas que no suponen una resolución real de los problemas que se les pueden plantear en la cotidianeidad de la jornada laboral.
De ahí que muchos responsables deban actuar casi como detectives para determinar cuál es realmente el trabajo que realizan estos empleados. Por ejemplo, si su labor requiere realmente una conexión permanente a internet, conviene conocer y determinar concretamente los objetivos que se consiguen con dicha conectividad ya que, en muchas ocasiones, no sólo no se cumplen las tareas encomendadas sino que se ha perdido mucho tiempo buscando información que se podría haber obtenido de forma más rápida y eficaz con otros medios.
Igualmente, conviene poder encontrar las fórmulas correctas para demostrar tanto este tipo de actitudes como la improductividad en la que pueden derivar, para corregir el comportamiento del empleado o, en los casos más extremos, llegar a prescindir de él en la empresa con una causa que esté completa y correctamente justificada.
FOTO: Tu detective