La búsqueda de familiares o amigos debe ir encabezada, en primer lugar, por la formalización de una denuncia, seguida al mismo tiempo de una indagación por cuenta propia con el fin de obtener la máxima información posible en relación a la desaparición. En la actualidad, se producen anualmente un total de 14.000 denuncias por este tipo de sucesos, de las cuales más de la mitad hacen referencia a personas menores de edad que se encuentran en paradero desconocido. Acudir a otro tipo de instituciones o entidades de búsqueda, como es el caso de las asociaciones especializadas o de los detectives privados, puede ayudar a resolver la fatalidad del enigma con mayor rapidez.
Una vez percatados de la extraña y permanente ausencia de nuestro familiar o amigo, es fundamental presentarse en las delegaciones de las autoridades pertinentes para llevar a cabo la oficialización de la denuncia. Podemos acudir indistintamente a cualquiera de los cuerpos o fuerzas de seguridad del estado, teniendo muy en cuenta que sin la realización de esta notificación por desaparición la investigación no puede iniciarse. Una vez ejecutado este primer paso, es indispensable seguir recabando información de forma privada para averiguar cuáles pudieron ser los últimos pasos de nuestro allegado. Tan válidas son las charlas con amigos y conocidos como la elaboración de carteles que evidencien la desaparición en zonas concurridas y transitadas, aportando datos tan imprescindibles como el tipo de ropa que llevaba puesta o una fotografía reciente.
Entre las iniciativas que a día de hoy se llevan a cabo en nuestro país para potenciar la búsqueda de familiares destaca el importantísimo papel de los detectives privados. Como ocurre en el caso del Centro de Investigación y Búsqueda de Menores Desaparecidos en España (CIBE), este tipo de agrupaciones realizan acciones transversales para resolver lo antes posible cuál es la posición del individuo sin paradero. A diferencia de otras organizaciones, el CIBE interviene en el rastreo gracias a la ayuda de expertos y voluntarios, que aportan tanto sus conocimientos en el campo como su capacidad para indagar en datos tan relevantes como los que se encuentran en las redes sociales. El equipo de detectives privados, psiquiatras, criminólogos y abogados que conforman esta red actúa de forma gratuita en las búsquedas de menores y aplica tarifas preferentes cuando se trata de la desaparición de un adulto.