Los detectives privados son cada vez contratados con mayor asiduidad para realizar diversas funciones, como obtención de información seguimientos o vigilancia, siempre y cuando todas esas funciones no vayan en contra de los derechos constitucionales de ninguna persona o empresa. Muchos son también las peticiones y servicios que llegan a las oficinas de los detectives privados para investigar desde una infidelidad hasta si un adolescente consume drogas o si una empresa está siendo objeto de espionaje industrial.
En nuestro país, el 40% de las investigaciones tienen que ver con el ámbito laboral, ya sea para vigilar a un trabajador que supuestamente está enfermo, otra empresa que está haciendo espionaje, mala práctica de los empleados, robos, etc. Otro 40% corresponde al área económico-empresarial y en ella se investigan casos de piratería, fraude, falsificaciones de marcas, delitos de sociedades y principalmente, timos a compañías de seguros, que siempre tienen que analizar al detalle si las lesiones de sus asegurados o las pertenencias de éstos son reales o fingidas para poder cobrar el importe del seguro que está estipulado como indemnización.
El 20% restante engloba al ámbito familiar, como por ejemplo las infidelidades, aunque hay que decir que desde la renovada Ley del Divorcio no se investigan tanto estos asuntos ya que no hay que presentar pruebas para justificar que quieres divorciarte, aunque sí se contratan para saber si tu pareja te está siendo infiel. Sí se investiga mucho entre cónyuges que se han separado, principalmente cuando uno alega que no tiene medios para pasar una pensión o cuando dice necesitar un cambio en el régimen de visitas a sus hijos al no ser compatible con su trabajo. Uno de los aspectos que más se ha incrementado es el seguimiento a adolescentes, ya sea para saber si consumen drogas, si salen con compañías de dudosa reputación o, el servicio más solicitado, para saber si el hijo está realmente estudiando en la universidad.