Las nuevas tecnologías, en especial el desarrollo de los teléfonos móviles y su amplia gama de aplicaciones de todo tipo, ha propiciado que, casi sin querer, cualquier persona que posea el número de teléfono de otra, pueda hacer un “seguimiento” de sus pasos, casi como si un detective se tratase.
De hecho, el culmen de este “seguimiento” lo favorece Whatsapp, la aplicación de mensajería instantánea disponible tanto para iPhone como para teléfonos Android que, además, informa de si se han recibido o no los mensajes y del día y la hora de la última conexión.
Así, esta aplicación, que ha supuesto una auténtica revolución en las comunicaciones, también ha provocado bastantes desencuentros, sobre todo entre parejas que, al ver que su cónyuge estaba, por ejemplo, conectado a horas poco frecuentes según su punto de vista, han empezado a sospechar de posibles infidelidades.
En estos casos, y si realmente se desea averiguar algo, se debería contactar con un detective privado correctamente acreditado para que realice la investigación con los medios legalmente aceptados, y no pasar, por ejemplo, del “seguimiento” por Whatsapp a intervenir el teléfono de la pareja sin que ésta lo sepa.
No hay que olvidar que, actualmente, cualquier tipo de intervención de este tipo –que sí puede realizarse dado que existen software y herramientas informáticas que lo posibilitan- está penalizada por la Ley, salvo que lo realicen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y con una orden judicial.
El papel, por tanto, que deben asumir los investigadores privados pasa por, en el momento en el que un posible cliente les contacta, informarle de la importancia de que sean ellos –profesionales perfectamente cualificados- los que sigan cualquier tipo de pesquisa y no la pareja que sospecha o el padre que quiere saber qué hace su hijo.
Y no sólo se trata de evitar que se incurran en violaciones de Derechos Fundamentales –el derecho a la intimidad, a la privacidad de las comunicaciones- sino que, además, hay que recordar que, en caso de que hubiera algún tipo de litigio, las pruebas presentadas por un detective sí que tendrían validez legal –no así las que presentara un particular que no estuviera acreditado-.