Las empresas de detectives tienen, en épocas de crisis como la que estamos viviendo, mucho más trabajo de lo habitual, ya que la picaresca por hacer fraudes que generen un beneficio económico crece de manera exponencial en nuestra sociedad.
El auge del fraude es tal que las compañías de seguros españolas dedicaron el año pasado nada menos que 8 millones de euros a luchar contra las personas que deciden estafar al seguro, con cada vez tretas más surrealistas. Entre ellas, se destacan los casos de un cazador que fingió haber sido disparado accidentalmente por su propio padre, o un motorista que pretendía estar lesionado, y acabó acudiendo al Gran Premio de Qatar.
A medida que han crecido los intentos de conseguir indemnizaciones fraudulentas, también han aumentado los esfuerzos de las compañías de seguros por detectar estos fraudes, proceso en el que juega un papel importante la intuición de sus empleados, dedicados a la tramitación de quejas. De hecho, la asociación de aseguradoras les premia anualmente por sus aciertos en este campo.
Seguros Pelayo ha sido una de las aseguradoras que ha recibido un premio por haber conseguido evitar el fraude de una red que llegó a simular más de cien accidentes, con los que defraudó a 15 aseguradoras. En la red participaban abogados, talleres mecánicos y clínicas.
Una de las pistas con las que trabajan mejor los investigadores privados especializados en seguros es la relación directa entre la fecha en que se contrató el seguro, y cuando ha tenido lugar el supuesto accidente. De hecho, la compañía AXA detectó un caso muy llamativo, en el que se incendió una casa antes de contratar la póliza.
Otro fraude muy curioso detectado en el 2011 fue el de un hombre que introdujo un avispero seco en el depósito de su coche, para hacerlo arder. El propio defraudador fue el que llamó la atención de los investigadores cuando, en lugar de decir que su coche había ardido, usó las palabras habituales del contrato: ‘combustión sin llama’.
Se calcula que, a lo largo del año 2011, los defraudadores intentaron que las compañías aseguradoras les abonaran un total de 350 millones de euros, que al final consiguieron ser ahorrados.
Foto: Mj Detectives Privados