Las estafas son uno de los problemas que más preocupan a las empresas –especialmente a las entidades financieras- y la razón por la que, en multitud de ocasiones, contratan los servicios de detectives privados para desenmascarar a quienes lo comenten.
Las nuevas tecnologías han podido propiciar que aumente el número de fraudes o, al menos, que sea relativamente más sencillo cometerlos. El robo de identidad y la intervención de las cuentas aparecen como un problema creciente dado el gran número de fórmulas que un estafador encuentra para recopilar datos personales.
Pero, por otra parte, también han favorecido la creación de nuevos sistemas de protección y lucha contra el fraude. De hecho, y tal y como especifica la Autoridad del Fraude Británica (NFA), la tecnología biométrica de voz y la grabación y análisis de las impresiones vocales son los métodos más seguros para proteger los datos.
Según indican, el valor principal es que la voz es la característica personal más difícil de imitar y, por tanto, no se puede robar fácilmente. Incluso cuando se trata de gemelos idénticos, que compartan el mismo ADN, las huellas o impresiones vocales pueden presentar más de 100 elementos identificables y completamente inimitables que se detectan gracias a complejos equipos de alta definición de audio.
Si bien es cierto que, actualmente, no existe ningún sistema de seguridad biométrico completamente infalible, sí son capaces de detectar cuando se emplea una grabación como contraseña y no la voz real. La razón es que, incluso las grabaciones de mayor calidad necesitan emplear sistemas de compresión que, en mayor o menor medida, distorsionan las frecuencias límite.
Por ello, diversas entidades bancarias de todo el mundo ya están poniendo a prueba este tipo de sistemas en sus centros de llamadas para proteger no sólo la seguridad de sus clientes, sino también la suya propia.
No en vano, y según afirman fuentes especializadas, parece que sólo son necesarios entre 10 y 15 segundos de una conversación relativamente informal para comprobar si la voz de los clientes realmente coincide con la que se tenga registrada previamente en bases de datos completamente protegidas.
De hecho, es un método de reconocimiento que, por ejemplo, ya han utilizado las fuerzas de seguridad de diversos estados con diferentes fines, o los propios detectives privados que, igualmente, podrán seguir beneficiándose de estos avances en caso de necesitarlos en alguna de sus investigaciones.