Los conocidos como "empleados tóxicos" son aquellos que, con diferentes comportamientos y actitudes, buscan diversas fórmulas para conseguir trabajar lo menos posible, aún cuando eso suponga un aumento de la carga de trabajo de otros compañeros.
Es un tipo de empleado que nadie desea en su empresa, pero muchas veces resulta complicado investigar y medir el nivel de productividad para demostrarlo y tomar las medidas oportunas al respecto.
No obstante, poco a poco, se van encontrando las fórmulas más adecuadas para controlar si, por ejemplo, la velocidad con la que un trabajador realiza sus tareas es deliberadamente lenta, si una actitud de dejadez es puntual o continuada o si tras una apariencia de estar siempre ocupado lo que se esconde es un trabajo a tiempo completo en asuntos personales.
En algunos casos, las compañías deciden incluso contratar los servicios de un detective para que, empleando fórmulas legales que puedan ser empleadas en un juicio –el trabajador podría acusar a la empresa de despido improcedente-, detecte y demuestre este tipo de comportamientos nocivos.
De hecho, una sentencia reciente, emitida por la Sala de lo social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, ha dado la razón a una empresa que despidió a un empleado por trabajar de forma deliberadamente lenta y ocasionar importantes perjuicios tanto a sus compañeros como a la propia compañía.
Este hecho supone un importante precedente para que sean las propias empresas las que puedan investigar o colaborar con los profesionales para erradicar la presencia de estos empleados en sus plantillas.
No en vano, y tal y como apuntan diversos expertos en recursos humanos, realmente sí que se puede disponer de herramientas que midan el rendimiento de una u otra forma, pero la palabra final, que la tiene un superior, no deja de ser un elemento subjetivo.
Por ello, se recomienda que las investigaciones que se realicen en este ámbito se basen siempre en datos lo más objetivos posibles y que midan realmente los resultados del trabajo que se encomienda al empleado, incluso cuando su puesto responde a la multitarea constante.
Así, por ejemplo, se puede intentar valorar el rendimiento comparándolo con el de otros compañeros que realicen una labor similar o, si no fuera posible, intercambiar los puestos o, simplemente, comparar el desempeño actual con el que hubiera estado realizando hasta el momento.
FOTO: Línea de Investigación